martes, 1 de marzo de 2011

(:

Y me subo a esa espiral de deseos y magia que todo el mundo llama el país de los sueños, esperando que alguien venga a alumbrar esta medianoche en la que estoy sumida. Una lágrima por cada sueño que no se cumple, un sollozo por cada realidad que el destino ha rechazado, guiándome por un camino que ni yo misma he elegido. Entonces, te das cuenta de que todo está perdido, de que todas esas putadas que te ha hecho la gente te han hundido a lo más hondo, y que nadie ha hecho nada por ayudarte a salir. Qué hacer cuando las cosas que más te importaban dejan de tener la más mínima lógica? Es como volver al pasado, en un viaje en la que eres un simple espectadora, a los recuerdos del toda una vida. La torre Eiffel sigue encendida, brillante e imponente, derramando destellos para todo aquel que quiera observarlos, bajo la perlada noche; como tantas otras cosas que se filtran a los sueños a través de nuestra vista, de nuestros deseos. Querer no es poder, y por eso mismo, yo sigo aquí, miles de metros bajo tierra aunque parezca que sigo arriba, con los ojos vacíos de tantas lágrimas que se han ido agotando para no dejar nada atrás, para cubrir todo mi pasado. Mejor recordar a intentar olvidar en vano, porque si algo es verdad, es que las mentiras a uno mismo jamás conducen a la realidad; sea o no la que estamos buscando.

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