domingo, 27 de marzo de 2011

Tú, y para siempre.

En tí, encuentro paz. Cuando siento que las cosas no andan bien, simplemente cierro los ojos y pienso en tí. Es algo raro, pero es como si la tranquilidad recorriera poco a poco todo mi cuerpo. Abro los brazos y es como si supiera que algún día, tu estarás ahí para devolverme ese tan esperado abrazo, es como si supiera que tu estarás ahí para protegerme y hacerme sentir segura nuevamente. Siento como si te conociera de toda la vida. Sé que quizás no te conozco ni siquiera de un año, pero sé que te quiero. Cuando hay algún problema, mi mente automáticamente me recuerda tu sonrisa y todo queda en blanco, todo desaparece. A veces no sé como reaccionar, si sonreír o llorar. Siento como si fueras mi única salida, mi única salvación, la única persona que desde la lejanía me entiende y me escucha. Porque cuando algo malo pasa, me refugio en tí y me siento más fuerte. Tener la esperanza de que algún día, vuelva a escuchar tu respiración a mi lado. Es casi como si me hubieses dicho que siempre estarás ahí para mí, como yo lo estaré para tí. Quisiera poder acariciar tu cara, mirarla detenidamente, y encontrarme con la fé y la esperanza en tus ojos. Al verlos, me siento capáz. Los problemas son solo cosas que ocurren en la vida, experiencias, que hay que saber superar. Todo ocurre por una razón, todo puede cambiar, para bien o para mal. Pero si tu no estás presente en mí, no soy capáz de seguir caminando con la cabeza bien alta.
Jamás te irás, es como si fueras un tatuaje en mí, de hecho, estás tatuado por dentro de mi piel.

No hay comentarios: