Cuando éramos pequeños
soñábamos con cosas sencillas, pequeñas….con la bici que todos tenían, con una
bolsa de chuches…
Pero cuando nos hacemos mayores, nuestros sueños
cambian con nosotros, se vuelven difíciles y complejos, igual que nosotros, y
la deliciosa bolsa de chuches se convierte en precioso vestido con el que poder
sorprenderle, en días difíciles de olvidar con aquellos a quien quieres que
siempre te quieran, y enormes proyectos y momentos que solo viste en películas.
Pero los sueños se rompen en pedazos cuando se
topan de frente con la realidad, y te das cuenta que solo eran eso, sueños, y
que quizás ese vestido jamás sirva para sorprenderle, que aquellos que quieres
que siempre estén ahí ya no lo están, y que esos proyectos y momentos que
imaginaste y soñaste, no salen de la tele, y menos para colarse en tu vida.
Y todo, porque la realidad no es como una siempre
la había imaginado, la gente no es como aparenta ser, ni las relaciones, y
muchos menos los sueños, tus sueños.
Pero los sueños, solo son eso, sueños, y por muy
bonito que sea soñar, siempre estará ahí la realidad para recordarte que ella
es la que mueve tu vida, la que te condiciona hacer cosas de las que quizás te
arrepientas toda tu vida, pero que te recuerda, que en este mundo quien no
arriesga no gana, que hay cosas que siempre sabemos cómo empiezan pero que
jamás sabremos como acabaran.
Pero quizás la realidad no sea tan mala, tu eres
tu propia realidad, y a pesar de los obstáculos siempre te tiene algo guardado
con lo que sacarte una sutil sonrisita, aunque pensar esto, puede que también
forme parte de otro estúpido sueño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario